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Las uñas de la frustración.

Publicado: 2012-05-17

Ya no sé qué hacer para dejar de morderme las uñas -me decía una clienta hace poco. Hace algunos años había retomado la costumbre de niña de morderse las uñas cuando menos se daba cuenta.

Según los tratamientos convencionales el morderse las uñas es un acto compulsivo que puede presentarse en niños, adolescentes y adultos y por ser un síntoma de difícil tratamiento puede prolongarse durante décadas. El CIE-10 lo clasifica como "otros desórdenes de conducta y emocionales cuyo detonante ocurre en la niñez y adolescencia".

Entre las consecuencias de morderse las uñas están las siguientes:

Cuando las cutículas son mordidas o arrancadas en lugar de ser adecuadamente removidas, se vuelven suceptibles a infecciones.

La saliva enrojece e infecta la piel.

Puede transmitir bacterias escondidas debajo de la superficie de la uña, provenientes del ano, a la boca.

Las uñas mordidas, cuando son ingeridas, pueden producir problemas estomacales.

El primer tratamiento que suelo recomendar es acudir a una manicurista y aplicarse esmalte. Hoy en día tenemos diversos lugares que ofrecen este servicio, a distintos precios y con un sinnúmero de decoraciones. La razones por las que lo recomiendo, son las siguientes:

El morderse las uñas es un transtorno en el control de los impulsos y una de las características de los clientes es la necesidad de control de su entorno y la frustración al no poder hacerlo. El sugerirles una manicure spa, en algunos casos, es un incentivo para que se den el permiso de relajarse.

El esmalte está compuesto por benzoato de denatonio, quizá la sustancia más amarga del mundo. Ésta puede detectarse en disoluciones de una parte en 500 millones (una concentración superior a una parte en cien millones no podría tolerarse), es inerte y estable. Como las cantidades son tan escasas, no modifica para nada el producto al que es añadido, por lo que se usa en productos como gel de ducha, shampoo y anticongelantes para que sean escupidos si entran en contacto con la boca.

En paralelo, trabajamos las emociones que se encuentran detrás del síntoma. En este caso, los clientes suelen referir, consciente o inconscientemente, frustración y despecho hacia alguno de los padres. Si no trabajamos las emociones y pensamientos que se encuentran generando el síntoma, probablemente la persona acepte usar esmalte una, a lo mucho dos semanas, y luego regresará a sus viejos hábitos.

Según Dethlefsen y Dahlke, el reconocimiento de la motivación de carácter psíquico del impulso de morderse las uñas tendría que servir de ayuda en el tratamiento:

Lo que en los seres humanos llamamos uñas son en los animales las zarpas. Las zarpas sirven ante todo para la defensa y el ataque, son instrumentos de agresión. Sacar las uñas es una expresión que utilizamos en el mismo sentido que enseñar los dientes. Las zarpas muestran la disposición para la lucha. La mayoría de los animales de presa más evolucionados utilizan las zarpas y los dientes como armas. ¡El acto de morderse las uñas es castración de la propia agresividad! La persona que se muerde las uñas tiene miedo de su propia agresividad y por ello, simbólicamente, destruye sus armas. Mordiendo se descarga parte de la agresividad, pero no la dirige exclusivamente contra sí mismo: uno se muerde su propia agresividad.

Muchas mujeres adolecen del síntoma de morderse las uñas, sobre todo porque admiran a las mujeres que tienen las uñas largas y rojas. Las uñas largas, pintadas del marcial color rojo, son un símbolo de agresividad especialmente bello y luminoso: estas mujeres exhiben abiertamente su agresividad. Es natural que sean envidiadas por las que no se atreven a reconocer su agresividad ni mostrar sus armas. También querer tener uñas largas y rojas es sólo la formulación externa del deseo de poder ser un día francamente agresiva.

Louise L. Hay sugiere que el nuevo patrón de pensamiento sea orientado hacia la seguridad que representa crecer en el hoy, haciéndonos cargo de nuestra vida con fluidez y gozo.

Las herramientas a utilizar para este trabajo dependen del cliente y de lo que esté listo para trabajar, procesar e integrar. A veces utilizamos PNL (Programación Neuro-Lingüística) para ofrecer un distanciamiento de los recuerdos asociados con el transtorno, otras una mezcla de PNL con digitopuntura conocidos hasta hace unos años como EFT, en algunos casos es útil sugerir meditaciones regresivas, entre otras. La cantidad de sesiones dependerá de cada cliente. Para temas de control en general, recomendamos acompañar el tratamiento con nuestras clases de meditación.


Escrito por

Luciana Stiglich

Directora de Inner Healers, ofrece una opción alternativa y complementaria a la medicina convencional, a través de un consultorio de tratamientos alternativo-complementarios, clases de meditación y talleres terapéutico-alternativos.


Publicado en

Inner Healers' Blog

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